Anécdota de Aniversario: Fey

Un nuevo día y les traemos una nueva historia. La escribió una antigua integrante de nuestro grupo que estuvo desde los inicios, Fey, que fue pantera y pionera. Estuvo activa en el grupo hasta el año 2010, y ahora nos envió esta anécdota de sus días de patrullera. Esperamos que les guste.

"Oh bien, estuve pensando en que escribir tanto tiempo que como siempre llegué tarde, recuerdo cuando llegábamos tarde a reunión y a los atrasados se les atacaba como cangrejos jajaja pocas veces me tocó ser el cangrejo, pero bueno, vengo a dejar un campamento que sigo amando en el corazón en este recuerdo, si bien hubieron muchos campamentos maravillosos y entretenidos recuerdo que en este se avivó mi llama.

2008-Curamó. Patrulla Panteras.



Nuestra patrulla había nacido ese año, como las otras tres y el grupo mismo, pero el primer campamento nos había mostrado una pincelada de lo que nos creíamos capaces, poco tiempo antes del campamento se nos había integrado nuevas compañeras, dispuestas a darlo todo por el todo. Ese campamento me dejó muchos recuerdos, el último de ellos aún en mi piel, pienso en que fue el primero de muchos en qué nuestra patrulla eligió el sitio más alejado, el primero en el que llevamos la diversión y la competencia al mismo nivel, en el que olvidamos que veníamos de la ciudad y nos perdimos en el campo y el bosque. 
El tema de ese campamento eran las cruzadas, no recuerdo bien la fecha, pero juraría que fue en uno de esos feriados largos que están entre septiembre y noviembre (en el tally debe estar anotado). Recuerdo que llegamos pasada la hora de almuerzo, armamos el campamento, ordenamos las cosas y mayoritariamente esa era la instrucción del día, nosotras estábamos tan ansiosas que despertamos cerca de las 6 de la mañana, hacía el clásico frío invernal de la isla, nos fuimos vistiendo una por una y volviendo al saco hasta que saliera el sol, en ese tiempo no reconocía bien la ansiedad, pero ahora me atrevo a decir que fue grupal. 
El pito no suena, ya hay sol, qué pasa? Nos levantamos prendimos fuego, conversamos nos reímos, divisamos a las otras patrullas ya despiertas y pum, iluminación de una mala idea, fuimos a buscar a las demás patrullas, y si despertamos al staff??? Iluminados todos caminamos hasta el sitio de staff, deben haber sido recién las 8 de la mañana, quizá antes, realmente ya no recuerdo la hora exacta, nos abrazamos las 4 patrullas en línea y comenzamos a caminar cantando hacia las carpas de staff *ochocientos ochenta y ocho kilómetros de ida lalalalalalalalalá, ochocientos ochenta y ocho kilómetros de vuelta lalalalalalalá".
Cuchurruncu o Héctor, que dormía en la carpa de al lado (para uno) salió con una sonrisa y dijo, ah ya despertaron? Vamos a trotar y a hacer ejercicio, horas más tarde en colores aprendimos que lo que habíamos hecho estaba mal y no había que repetirlo, por supuesto, nuestro staff trabajaba como buenos adultos que eran y entre su trabajo y las planificaciones del grupo claramente estaban agotados, así que quedó como un recuerdo de algo que había parecido buena idea hasta su ejecución.
En ese campamento aprendí muchísimo sobre compañerismo, de darlo todo por la patrulla, de no rendirse y disfrutar cada uno de los juegos a concho, las nuevas integrantes de la patrulla nos vinieron a dar más vida y nos completaron en muchos aspectos, fue un campamento de mucha lluvia, barro, caca de vaca y buenos recuerdos, por primera vez cocinamos para nosotras, no en comisión y con ayuda del staff como en el primero si no que con cocinilla o directamente al fuego, nuestro sitio junto al bosque y cercano al río, el primer campamento que ganamos como patrulla, el campamento que nos hizo hacer reuniones semanales para hablar de nosotras, conocernos y reír en conjunto, el campamento antes del jamboree, el campamento en el que me enterré un hacha en la rodilla y también, el primero en el que vi estrellas a través de la carpa.
Pienso que historias y anécdotas hay muchas, la importancia de muchas de éstas se ven reflejadas en la persona que soy ahora, a menudo pienso que lo mejor que me pudo pasar fue asistir a clases el día que Pablo entró a la sala con su chaleco de flores a hablar sobre un proyecto scout, sobre construcciones y juegos, sobre compañerismo y amistad, un abrazo apretado a todos, los de entonces y los de ahora, siempre recordar que somos un granito de arena en el mundo, pero cuando decidimos ser mejores: cada granito importa."
Fey.

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